sábado, 1 de octubre de 2011

"Poppers", más allá de lo lamentable

  No sé si se puede decir algo bueno de este subsubproducto cinematográfico al borde del género terrorífico. Todo en esta producción de 1984 produce más vergüenza ajena que deleite. La historia podría pasar por un giallo, algo de gótico americano o incluso por cierto spanish gothic con elementos urbanos: un grupo de decadentes aristócratas y empresarios inician una cacería humana del asesino convicto de hijo de uno de ellos. El ridículo relato entre lo rural y el neopunk que se construye a partir de esta premisa es tan lineal que avergüenza, con una música de frenopático ochentero desquiciante, unas actuaciones de juzgado de guardia (alguna incluso de cadena perpetua) y un director al que habría que condenar de por vida por haberse atrevido a coger una cámara.


  No hay absolutamente nada salvable en este mediocre discurso exploit que trata de aprovechar el cruce entre la nueva juventud de la movida y la clase dirigente tradicional. Ni su estética, ni su capacidad de transgresión (que no la tiene), y ni siquiera una capacidad para presentar ese submundo cyberpunk que en varias ocasiones trata de poner en foco (ese baile de vedette gótico en un local de skin-heads estabulados con un foro relleno de cabras... por dios).

  En resumen, un despróposito en sesión contínua de nuestro cine patrio que debería haberse abortado en la preproducción y que queda como ejemplo de la mierda que se puede llegar a hacer cuando no se tiene la más remota idea sobre cine.

  Si alguien quiere datos de esta auténtica basura del séptimo arte: "Poppers"

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