lunes, 8 de agosto de 2011

Bancos no, confesionarios si

Hace un par de años el Ayuntamiento de Madrid decidió que los bancos de las calles de Madrid eran demasiado propensos a ser ocupados por apestosos vagabundos cansados de patear las calles de Madrid y sustituyó una buena parte (incluidos todos los de mi calle) por incómodas, pero decentes, sillas de hierro unipersonales y ancladas al suelo. Una decisión muy cristiana, vive Dios. Poco tiempo después la sucesora de Doña Carmen Polo, Doña Ana Botella, calificaba a los sin hogar como “una dificultad añadida para la limpieza de Madrid”, muy en la línea de las acciones de su ejecutivo. El resultado de esta fantástica medida es evidente: la gente que antes se sentaba en la calle a hacer vida social (y es algo que yo he hecho con mis amigos durante muuuchos años y que mis abuela tenía costumbre de hacer con las vecinas) ya no cuenta con un espacio público. La opción ahora es quedarse en casa, permanecer andando o de pie, o sentarse en una de las maravillosas terrazas a las que el consistorio cede amablemente (a cambio de otros amables pagos) a los bares y restaurantes. Algunas señoras no se rinden y se hablan a gritos entre las sillas separadas por un metro, valientes ellas.


Con motivo de la visita de Benedicto XVI a Madrid, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido ceder espacio público, concretamente en el Parque del Retiro, para colocar 200 confesionarios para los fieles que vengan a visitar esta bendita villa. La conclusión que yo saco de estas dos gestiones del espacio público madrileño están seguramente manipuladas por mi sucia mente de agnóstico antisistema radical perroflauta (o lo que sea):
  1.  Ser indigente no mola, ser católico sí.
  2.  Sentarse en la calle a hablar con la gente no mola, sentarse en la terraza de un bar sí.
  3. Dormir y dar descanso a unos pies cansados de vagabundear ofende a la vista, confesar los pecados ante un ser imaginario es una bella estampa.
Igual es que soy un rojeras y que la religión de la gente me parece un asunto privado que me la  trae al pairo, pero prefiero que en mis bancos (MIS bancos) duerman personas cansadas a que mis parques se conviertan en lugar de culto, pero también es verdad que nadie me ha preguntado.



2 comentarios:

  1. Hola, que estoy contigo 100%!! yo tambien soy de las que usé y uso aún, los bancos de las plazas, en mi país menos mal las tenemos aún!!
    Wouw qué pasada tienen!!!
    En estos momentos, en mi país, los curas no la están pasando de lo mejor... se ha descubierto abusos, sacerdotes llevando doble vida y la verdad ---pobres!! porque los hombres debieran casarse, en fin...que creo que si el Papa hubiera pensado venir "en estos momentos" , te diría que "el horno no está para bollos" y
    las verían difícil.....
    Utilicen mejor el dinero!!! hostías tío! que la de problemas que tienen y despilfarran...
    perdona se me excedí

    Saludos,
    Ali

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  2. Lo de los bancos fue una vergüenza, pero no quitaron todos, aunque en muchas zonas del centro de Madrid es complicado encontrar algo donde sentarte que no sea la ortopédica silla de hierro.
    Y de lo del Papa pienso como tú, que gastar dinero público en esto tal como está el tema... como que no.
    Saludos

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