lunes, 7 de noviembre de 2011

"Melancolía" y la narrativa del fin del mundo

  El planeta Melancolía se ha estrellado contra la Tierra aniquilando absolutamente toda vida y aborbiendo en su descomunal masa azul la pequeña esfera en la que la raza humana solía habitar. Sobre esa destrucción, Lars von Trier inserta imágenes de una historia que aun no conocemos con Kirsten Dunst vestida de novia y Charlotte Gainsbourg huyendo por el césped con un niño en brazos. Unas imágenes afectadas por una angustiosa gravedad que ralentiza los movimientos de las mujeres y las hunde en la tierra creando una unión/confrontación entre las figuras humanas y la naturaleza que amenaza con destruirlas y hundirlas en sus terrosas profundidades.




  Tras este prólogo, muy similar al "suicidio infantil" de Anticristo, el director danés deja en manos de sus dos chicas el desplegar la historia de sus últimos días en la Tierra, una historia puntuada por un gigantesco modificador, el agresivo planeta escondido tras el Sol, que con su malvada presencia media toda la fantasía voyeurista que es el relato de la boda y el cuento intimista de fascinación autodestructiva y terror preservador de la segund mitad. La gran mole del globo azul está presente para el espectador desde el minuto uno, y se hace presente en distintos momentos y de diferente manera para los personajes. Melancolía estimulará el fagocitador intelecto del hombre de la casa (Kiefer Sutherland) obligando a su familia a absorver su amor por el planeta destructor. Aterrorizará a la madre y hermana coraje, Claire, convirtiéndola a medida que se acerca a la colisión en una figura doliente, un ser a medio camino entre la maternidad sacrificada y el pánico al abismo de la destrucción. Y mistificará a la cada minuto más etérea Justine (Dunst) que se irá atavizando en una evolución interpretativa desde la felicidad prenupcial hasta la extrañeza por la propia humanidad para terminar por interiorizar a una femenina divinidad, similar y a la vez opuesta al divino femenino de Anticristo, opuesto porque lo que en Anticristo era el eterno ciclo de destrucción representado en la procreación, aquí es la capacidad creadora de la terrenal y celestial Justine a medida que se acerca la total destrucción.

  Melancolía es, en resumen, una evolución extrema y cruda de dos personajes femeninos galardonables hasta el límite, un ejercicio estético sobresaliente acerca del fin del mundo y el verdadero terror cósmico, y un ejercicio magistral del horror implacable en fuera de campo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario