miércoles, 15 de agosto de 2012

Brave, la emocionante leyenda celta de Pixar

Mira que iba con un poco de miedo al cine por las cosas que había oído de Brave, que no es que fueran malas críticas, pero que la ponían un poco de vacía, insulsa y endeble, pero al final los chicos de Pixar han conseguido que caiga enamorado a los pies de la princesa pelirroja Mérida, de su empoderada madre y matriarca del clan, de gañanazo del padre, y qué coño, hasta de los tres heramanos traviesos al estilo de Jorgito, Jaimito y Juanito.

Para empezar, la primera parte de la película es arrolladora en la fuerza de su poética (poderosísima la secuencia de la escalada a la catarata), su discurso de la fascinación y el toque de humor familiar y entonadísimo. La fuerza se desvanece un poco al entrar en el nudo de este cuento celta y los chicos de Pixar tiran en ocasiones un poco más hacia el slapstick más Disney que a su tradicional sutileza en las formas, pero el poderío del sencillo guion y la fuerza dramática y emotiva que imprimen los animadores a sus personajes se sobreponen construyendo algunos de los momentos más carismáticos de la cinta en la relación de Mérida con su madre.

Hacia la mitad del metraje la acción se recompone y sigue su rumbo hacia una épica desatada con la fuerza de sus melodías celtas y los ambientes lóbregos que recuerdan a los mejores momentos de villanía de la Disney, pero con la soberbia capacidad de entretejer los planos y trabajar el montaje de los de Luxo, y aunque en algunos momentos los pequeños deux es machina resquebrajan el armazón de la historia, la fuerza con que los directores acometen cada cambio de ritmo del argumento y el sentido del humor con que trabajan con los espacios y sus personajes les hace avanzar con firmeza y suavidad hacia un final evidente y apoteósico, como corresponde a una aventura épica de este nivel, con el nivel emocional en todo lo alto y con los animadores dando el do de pecho en las expresiones faciales, conmovedoras más allá de lo humano.

En resumen, que no es lo mejor de Pixar, porque el listón se lo han colocado desde el propio estudio en un lugar de muy difícil acceso, pero es una fantástica película infantil, una genial aventura y una maravillosa reflexión acerca de las relaciones familiares en la adolescencia, incrustada en un delicioso cuento en la más absoluta tradición europea. Yo la pongo entre lo mejor del año sin pensarlo mucho más.