domingo, 18 de diciembre de 2011

Canibal Feroz, sangre entre la porquería

  No es que me esperara gran cosa de Cannibal Ferox, esencialmente porque la película con la que se la suele comparar es Holocausto Canibal, tampoco es la cosa del otro jueves, pero esta peli de Lenzi es aun peor que su predecesora.

  El argumento es el mismo: canibales que hacen barbaridades con blanquitos (gilipollas y sádicos) y animales salvajes. Pero al menos Holocausto tenía el punto de estar rodada con pretensiones de falso documental, un estilo que le añadía un toque interesante al festival carnicero. En el caso de Canibal Feroz la dirección no aporta nada a la limitadita historia más que el modo mostrativo más puramente turístico (del estilo: "mira cariño, esos salvajes le están cortando el pene a un traficante de droga, grabémoslo para verlo en nuestra casa de Ohio").


  Para no desmerecer la dirección y la estética, el guión es un  pestiño que se dedica a repetir una y otra vez que los villanos son los hombres occidentales que se dedican a dar mal a los pobres indígenas. Y por si a alguien no le quedaba claro el mensaje (que sí, que somos malos) la base de la historia es una estudiante que quiere demostrar que el canibalismo no existe, y como, evidentemente, en esta película eso es completamente falso, oscuras voces en off la atormentan recordándola las tontunas que defendía en su investigación (más efectivo y menos sutil si cabe habría sido que la voz gritara: "TOOONTAAA, Y TÚ DECÍAS QUE NO COMÍAN GENTE").

  Podría pensar que en este tipo de películas la gracia está en las escenas de tortura (con eso del morbo) al estilo Guinea Pig, pero es que ni eso es potable. Los efectos especiales (vamos a llamarles así) son del estilo sirope de fresa y bolsa de basura rellena de tripas de cerdo, con mención especial a la escena de la chica colgada por ganchos de las tetas (dos flanes de plastilina). Los únicos momentos en los que la carnicería parece real es en las matanzas de animales, pero eso es solo porque son reales, y eso, aparte de ser trampa, es una hijoputada interesante.

  Como hablar de la calidad de las interpretaciones me parecería ya insultar a la gente que vive de la actuación (que ni morirnos con un mínimo de calidad sabemos ya), voy a resumir mi opinión sobre Canibal Feroz como: castañote de película que me acabo de comer.